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Había una vez ...

Una historia sobre cómo cambié Prada por Playdoe, Gucci por purpurina y Yves Saint Laurent por “¡Espabila y ponte los zapatos!

Todos los días son días escolares. Desde que me convertí en maestra, he visto los enormes beneficios de enseñar a través del juego. No todos los niños, incluido yo mismo, prosperan con los métodos de enseñanza tradicionales que se enseñan en la escuela. Durante mis años de instituto, me pareció difícil conseguir concentrarme. Estar metida en una clase y 

asignaturas con el libro de texto acabó con mi interés e inspiración. El enfoque siempre está en aprobar los exámenes en lugar de convertirme en una persona con una buena educación e instruida, con opinión, con capacidad para usar mi imaginación y soñar más alto. Sin embargo, y por suerte para mí, tengo padres muy fuertes, constantes y que me inspiran, y me hicieron creen en estas fantásticas palabras:

Eres más valiente de lo que crees, más fuerte de lo que pareces y más lista de lo que piensas. 

-Winnie the Pooh

Personal shopper

Para continuar con mi educación, fuí a vivir a Londres y empecé la emocionante y glamorosa carrera de la moda. Como assistente de compras, trabajé para diferentes casas de moda como Alexander McQueen, Lanvin and Burberry, ofreciendo asistencia a un vasto número de personajes de la realeza, celebridades y particulares con patrimonios elevados. Esto me enseñó a trabajar con estándares altos, con la máxima profesionalidad, privacidad y discreción.

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En poco tiempo me di cuenta de que en esta profesión no sólo se trataba de conocer la última colección de moda sino que consistía en comprender la psicología humana.El arte de convertirse en un assistente de compras o en cualquier otro profesional pasa por anticiparse a las necesidades de las personas antes de que ellas mismas lo hagan; ir constantemente más allá de lo que es de esperar. Entender como una persona se siente te permite ofrecerle guía con seguridad, asegurarte que el cliente se siente valorado y respetado en todo momento. Básicamente, la cosa más importante es gozar del trayecto, asegurarte que los encuentros con otras personas son mágicos, que dejarán rastro en la otra persona y una sonrisa en tu cara. Tal y como dijo Maya Angelou: “La gente olvidará lo que dijiste, la gente olvidará lo que hiciste, pero nunca olvidarán cómo les hiciste sentir”.  

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Estoy absolutamente agradecida a estos años por permitirme que desarrolle tantas habilidades, una paciencia enorme y el ser una persona resolutiva, sin importar lo grande o lo extraño que pueda ser el problema.

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Ahora probablemente debería explicar cómo terminé a más de 1.000 kilómetros de distancia usando estas habilidades para educar y cuidar a los niños, mientras

... vivieron  felices y comieron perdices.

 

niña jugando en la cocina de juguete

Después de unos años exitosos en Londres, lamentablemente viví algunas tragedias personales. Fueron unos tiempos difíciles, però me empujaron a retroceder y a valorar otra vez lo que realmente era importante para mi. Así que decidí tomarme un par de años para sumergirme en el amor y vivir con mi familia. En mi pueblo natal, disfruté de la compañía de mi familia y amigos, y les ayudé a cuidar de sus hijos e hijas. También creé un servicio de cuidados que ofrecía cuidados y, aun más importante, diversión, para personas mayores de mi comunidad que vivían solas.

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Ayudar a otras personas me hizo dichosamente feliz y pronto me di cuenta de que las cosas más importantes de la vida no son las cosas absoluto (aunque, para que nos entendamos, ¡pueden ser buenas también!).  Son el amor, las risas, el aprendizaje y la naturaleza lo que hacen feliz a mi corazón. Así que con esto en mente, mi misión era ahora encontrar una manera de usar mis habilidades, mi creatividad brillante, y mi amor por la naturaleza para hacer algo diferente… y qué mejor manera de hacerlo que dedicarme a educar a niños y niñas.

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En pocos meses, me mudé a Barcelona para empezar una carrera dedicada a la enseñanza y a cuidar niños en una de las ciudades más vibrantes del mundo; una ciudad con niños y niñas en su corazón.

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Mi aspiración era enseñar Inglés de la misma forma que los niños aprenden su lengua materna. Nunca con un libro de texto, aburriéndoles o atrapados en un clase. Ellos aprenden porque quieren aprender, porque se sienten cautivados e inspirados por activiades divertidas, canciones e historias personalizadas para ellos. Mis lecciones permiten que el conocimiento crezca orgánicamente mediante el juego. Por ejemplo, en lugares como el parque, la playa o el supermercado. Para los adolescentes, puedo usar las últimas canciones de pop, analizar un videojuegos o aprendier a cocinar su plato favorito.  

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La primera niña a la que di clases de inglés fue a través de la agencia ‘Little Prince Nannies’, una agencia con la que continúo trabajando y que recomiendo sinceramente. Esta niña de cuatro años me confirmó la que creía que era la llamada a mi nueva vida. Dedicar tiempo a inspirarla, enseñarle y amarla me hizo sentir más satisfecha que con cualquier otra cosa que había hecho antes. Tres años después continúo enseñando a esta pequeña niña y me siento constantemente deslumbrada por el progreso que continúa haciendo. Ahora tiene 6 años y ¡es capaz de hablar el inglés de forma fluida!  

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Mi carrera sufrió entonces el efecto de la bola de nieve, gracias a padres que me conocieron mientras enseñaba, recomendaciones personales, y unos informes brillantes recibidos por la agencia. Ahora enseño semanalmente inglés a numerosos niños y niñas y lo he hecho durante los pasados tres años y medio. Además de los servicios de enseñanza regular, he cuidado niños a un número incontable de familias de todo el mundo durante sus vacaciones en Barcelona. También he viajado para acompañar famílias con sus hijos e hijas durante sus estancias vacacionales a otros países.

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Dedicar mis días a hacer a los niños y niñas felices y ver como progresan me ha permitido vivir en un mundo de alegría. Imaginando cuantas maravillas les esperan a estos niños y niñas, amables y con confianza en sí mismos -o quizá debería decir cuantas maravillas ofrecerán ellos y ellas al mundo- es, de lejos, la recompensa más grande de mi trabajo.

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Mientras intentamos enseñar a nuestros hijos todo sobre la vida, ellos nos enseñan en qué consiste la vida.

- Angela Schwindt

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